martes, 9 de noviembre de 2010

A la burocracia del congreso le dieron la vacuna del resentimiento

Hoy después de muuucho tiempo volví a sentir ganas de escribir en mi blog. Hoy después de mucho tiempo, abrí mi cuenta de gmail y me encontré con un hermoso mail de Sheeba.

La verdad que no me había dado cuenta que había pasado tanto tiempo desde mi última aparición por mi lugar. Pero ahora que sé que (casi) nadie lee mi blog, ni siquiera la gente más cercana, siento esa liberación que sentí los primeros 3 días que escribí. Esa sensación de poder poner lo primero que se me viene a la cabeza, esa felicidad de ser nadie.

Pero como casi siempre, lo que me lleva a volver a blog es la indignación. Esta vez una simple y jodida indignación con la burocracia argentina. Desde mi último post avancé muy poco con mi amada tesis, y siento que cada paso no hace más que traerme más y más problemas. Para solucionar uno de mis tantos problemas necesito de algo mágico llamado información. Pero no es cualquier tipo de información, es información sobre el Congreso y por lo tanto información pública. Pero la realidad es cruel conmigo y esta data que debería conseguir muy facilmente con un simple llamado se está transformando es un proceso engorroso.

Hoy con mi mejor voz de nena buena llamé a la gente de información parlamentaria. Con la ingenuidad con la que me muevo siempre, me presenté como una simple boluda que está haciendo su tesis y que necesita datos que ellos tienen. El señor que me atendió me pidió que aguarde en linea, y a los gritos, dijo que una piba estaba llamando para pedir cosas....la respuesta de su compañera de trabajo (o su jefa, quien sabe) fue que ahora no tienen tiempo para responder mis pedidos xq es fin de año y los legisladores les piden muchas cosas.

Lo que este señor no sabe es q yo trabajo para un legislador. Mi pedido va a llegar a esa oficina, y ellos van a tener q responder...pero no era más fácil ayudarme? cuanta gente "comun" los llama para pedirle cosas? Esos pequeños rencores de los burócratas sacan lo peor de mi.